La lente tradicional a través de la cual se ve la seguridad en el lugar de trabajo (centrada únicamente en los peligros físicos y los protocolos de emergencia) está experimentando una evolución necesaria. Cada vez más, las organizaciones reconocen el papel crucial que desempeña el bienestar psicológico en el fomento de un entorno verdaderamente seguro y productivo.

Ignorar el impacto del estrés, la ansiedad y el trauma en los trabajadores ya no es una opción. Estos problemas de salud mental pueden afectar directamente la seguridad al afectar el juicio, dificultar la comunicación y aumentar el riesgo de accidentes y errores. Un estudio de la Asociación Estadounidense de Psicología reveló que los empleados que experimentan estrés crónico tienen 60% más probabilidades de sufrir un accidente laboral.

Por lo tanto, es esencial cambiar el enfoque hacia la construcción de una cultura de resiliencia. Esto implica crear un ambiente de trabajo que priorice el bienestar mental y capacite a los empleados para afrontar los desafíos con mayor adaptabilidad y fortaleza emocional. Este artículo explorará el impacto del estrés, la ansiedad y el trauma en la seguridad en el lugar de trabajo, describirá estrategias prácticas para desarrollar la resiliencia y enfatizará la importancia de la comunicación abierta y un entorno laboral de apoyo.

Impacto del estrés, la ansiedad y el trauma en la seguridad:

  • Estrés: El estrés crónico puede nublar el juicio, lo que lleva a decisiones impulsivas y a un mayor comportamiento de riesgo. También puede afectar el enfoque y la concentración, haciendo que los empleados sean más susceptibles a pasar por alto los protocolos de seguridad o cometer errores críticos.
  • Ansiedad: la ansiedad elevada puede manifestarse en síntomas físicos como temblores, mareos y taquicardia, todo lo cual puede dificultar la destreza física y la coordinación, cruciales para muchas profesiones. La ansiedad también puede provocar ataques de pánico, creando situaciones potencialmente peligrosas en entornos de alta presión.
  • Trauma: las experiencias traumáticas pasadas pueden desencadenar flashbacks o episodios disociativos, lo que afecta la capacidad de una persona para reaccionar con calma y eficacia en situaciones desafiantes. Además, el trauma puede provocar hipervigilancia o retraimiento, lo que puede impedir la comunicación y el trabajo en equipo, esenciales para mantener un entorno de trabajo seguro.

Construyendo resiliencia:

  • Fomentar la atención plena y manejo del estrés Prácticas: Los programas de capacitación sobre meditación, yoga y técnicas de respiración profunda pueden dotar a los empleados de herramientas para manejar el estrés y mantener la calma bajo presión. Fomentar la atención plena también puede mejorar la autoconciencia y la regulación emocional, fomentando una perspectiva general más positiva.
  • Fomentar un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal: implementar acuerdos laborales flexibles, ofrecer tiempo libre remunerado generoso y desalentar el presentismo son cruciales para prevenir el agotamiento y permitir que los empleados prioricen su bienestar físico y mental. Esto reduce el estrés y fomenta una cultura donde se valoran las necesidades personales.
  • Proporcionar acceso a recursos de salud mental: Ofrecer Programas de Asistencia al Empleado (EAP) con servicios de asesoramiento confidenciales y recursos de salud mental demuestra un compromiso de apoyar el bienestar emocional de los empleados. El acceso a terapeutas y asesores de bienestar puede dotar a los empleados de herramientas para afrontar el estrés, la ansiedad y el trauma.

Comunicación abierta y ambiente de trabajo de apoyo:

  • Fomentar la seguridad psicológica: crear un ambiente de trabajo donde los empleados se sientan cómodos expresando sus inquietudes, buscando ayuda y discutiendo abiertamente los desafíos de salud mental sin temor a ser juzgados o repercusiones. Esto se puede lograr mediante la capacitación de líderes, el fomento del diálogo abierto y la implementación de políticas antidiscriminatorias.
  • Empoderar a los gerentes para apoyar el bienestar de los empleados: capacitar a los gerentes para que reconozcan los signos de estrés, ansiedad y trauma, equiparlos con habilidades de comunicación para tener conversaciones abiertas sobre salud mental y brindarles recursos para apoyar a los miembros de su equipo.
  • Celebrar perspectivas diversas y promover la inclusión: construir un lugar de trabajo que valore y respete las diferencias individuales crea un sentido de pertenencia y reduce el estrés de los empleados que pueden estar luchando con problemas de salud mental. Esto incluye abrazar la neurodiversidad, la sensibilidad cultural y la conciencia sobre la discapacidad.

Invertir en una cultura de resiliencia no es sólo un imperativo moral; también es una buena decisión empresarial. Al priorizar el bienestar mental de los empleados, las organizaciones pueden obtener importantes beneficios, incluida la reducción del ausentismo, el aumento de la productividad, la mejora de la moral de los empleados y una cultura de seguridad más sólida. Construir un lugar de trabajo donde la salud mental importe no solo es lo correcto, sino que también es la clave para crear una organización próspera y sostenible.

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