Existe una gran cantidad de evidencia científica que respalda el esfuerzo de la OSHA por brindar protección ergonómica a los trabajadores (consulte las secciones Efectos sobre la salud, Evaluación preliminar de riesgos e Importancia del riesgo de este preámbulo, a continuación). Esta evidencia respalda firmemente dos conclusiones básicas: (1) existe una relación positiva entre los trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo y los factores de riesgo en el lugar de trabajo, y (2) los programas de ergonomía y las intervenciones ergonómicas específicas pueden reducir estas lesiones.
Por ejemplo, el Consejo Nacional de Investigación/Academia Nacional de Ciencias encontró una relación clara entre los trastornos musculoesqueléticos y el trabajo, y entre las intervenciones ergonómicas y una disminución de dichos trastornos. Según la Academia, “la investigación demuestra claramente que intervenciones específicas pueden reducir la tasa de trastornos musculoesqueléticos notificados en trabajadores que realizan tareas de alto riesgo” (Work-Related Musculoskeletal Disorders: The Research Base, ISBN 0-309-06327-2 (1998)). Una revisión científica de cientos de estudios revisados por pares que involucraron a trabajadores con TME realizada por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) también respalda esta conclusión.
La evidencia, que comprende estudios epidemiológicos, biomecánicos y fisiopatológicos revisados por pares, así como otra evidencia publicada, incluye: